No cabe la menor duda de que ocasionalmente se producen casos de abuso por parte de las fuerzas del orden en Estados Unidos y que debe investigarse y castigarse a los culpables cuando se presentan pruebas suficientes de la acción alevosa de uno o más policías.
Por el contrario, desde hace algún tiempo se desarrolla una campaña organizada contra las fuerzas del orden en Estados Unidos que ha llegado al extremo de que algunos políticos locales o estatales tomaron medidas para reducir los fondos destinados a mantener esas fuerzas del orden.
Con el propósito de justificar una política tan absurda que ha dado lugar a un notable incremento de la criminalidad donde se ha aplicado, políticos y fiscales involucrados en estas campañas contra las fuerzas del orden han enfilado sus cañones NO contra los criminales sino contra agentes de la policía acusados con cualquier pretexto de haber abusado de un delincuente por la forma en que se han visto obligados a proceder para controlarlo.
Pongo como ejemplo el clamor de la madre desesperada de un policía que me envía por eMail un mensaje en inglés pidiendo ayuda que traduzco a continuación:
«Mi nombre es Clara Gaitán, y estaba muy orgullosa de mi hijo Alex cuando se graduó de la academia de policía.
Pero nuestro sueño de que Alex sirva como oficial de policía se ha convertido en la pesadilla de nuestra familia.
¡Alex se enfrenta a 99 años de prisión por atrapar a un criminal peligroso!
Como madre, estoy desconsolada. No creerás cómo se produjo este error judicial.
En marzo de 2021, Alex fue enviado para responder a una llamada urgente.
Cuando Alex llegó a la dirección señalada, reconoció que había estado allí antes en llamadas anteriores. La primera vez que Alex había estado allí, tuvo que luchar contra un joven inhumanamente fuerte que era un consumidor de drogas.
Incluso con otros dos oficiales, fue entonces casi imposible someter al sospechoso. Solo una pistola Taser no letal funcionó, pero no antes de que el sospechoso hiriera a un oficial.
Sin embargo, en este día, otros tres oficiales habían sido enviados a la escena, por lo que tenían una mejor oportunidad de someter al sospechoso. Pero cuando Alex llegó hasta sus compañeros oficiales, encontró a los tres oficiales en el suelo, luchando por controlar al sospechoso. Alex le ordenó que dejara de resistirse.
Incluso en el suelo con CUATRO CONTRA UNO, el sospechoso tenía una fuerza inhumana, como si estuviera poseído por las drogas estimulantes.
Alex sabía que la tolerancia al dolor del sospechoso era tan alta que los puñetazos para someterlo no serían suficientes y, además, podrían herir a Alex. Así que Alex siguió su entrenamiento y usó su bastón de policía para aplicarle presión y que el sospechoso obedeciera y se rindiera completamente en el suelo.
Mientras estaba en el suelo, el sospechoso continuó resistiéndose a los cuatro agentes y a sus intentos de esposarlo. Así que Alex decidió usar su Taser no letal para lograr el sometimiento del sospechoso.
El uso del Taser funcionó y el sospechoso dejó de resistirse a los agentes de policía.
El peligro había terminado, y Alex volvió a casa esa noche.
La posibilidad de que su ser querido no sobreviva a su turno como agente del orden es una realidad con la que vive cada familia policial, especialmente hoy cuando los delincuentes están dispuestos a luchar contra los oficiales y hasta a matarlos.
Así que pensamos que ese era el final de este episodio... Pero nos equivocamos.
Casi dos años después, el fiscal de distrito socialista antipolicía local lanzó una bomba y acusó a Alex de asalto agravado ... A pesar de que fue el sospechoso quien se resistió al arresto y decidió que era una buena idea luchar furiosamente contra cuatro oficiales de policía.
Alex podría ser encarcelado por hasta 99 años si es declarado culpable, según como presenta el caso el fiscal.
¡Eso es indignante!
La buena noticia es que Alex tiene el apoyo moral de su departamento, su Jefe de Policía y cientos de sus Hermanos y Hermanas de Azul en todo el país.
Pero, amigo mío, como bien sabes, a los policías no se les paga una tonelada por los sacrificios que hacen y los peligros en los que se ponen para mantenernos a todos a salvo.
Como resultado de estos ataques contra mi hijo, nos enfrentamos a una montaña de facturas legales que podrían enterrarnos, ¡y enviar a Alex a prisión por hasta 99 años!»
Es así como muchos policías cumplidores de su deber y con largos historiales de servicio ejemplar ven sus carreras destrozadas y a sus familiares arruinados por un proceso judicial basado en prejuicios políticos e ideológicos.
Los jueces a los que les tocan estos casos de superfluo cariz ideológico y político, deben castigar duramente a los fiscales irresponsables que de esta manera desalientan la acción protectora de las fuerzas del orden y perjudican gravemente el bienestar de personas decentes y respetuosas de la ley y el orden.
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